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El ejército de los Estados Unidos siempre ha destacado por introducir las más modernas prácticas de guerra en el campo de batalla. Desde la Primera Guerra Mundial, pasando por la IIGM y la Guerra fría hasta llegar a la Guerra de Irak, los EEUU han sorprendido y horrorizado al mundo con un armamento fuera de lo normal. Unos dispositivos perfectamente adaptados a cualquier entorno que basan muchas de sus técnicas en la ocultación. Aunque dejando a un lado todo el pasado, parece ser que su último invento dará mucho de que hablar. Hablamos de una red de plantas espía. No, no es una broma.
Una planta diferente
Los americanos otra cosa no pero de ingenio van sobrados. Una población que siempre ha sabido adaptarse a las nuevas épocas de forma inminente y que ahora sorprenden con un nuevo dispositivo que ha revolucionado la red. Las plantas espías son una realidad, unos vegetales genéticamente modificados que tienen la finalidad de detectar ataques químicos o fugas radioactivas. Un proyecto en el que la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de la Defensa de los Estados Unidos (DARPA) parece haberse volcado de lleno.
El objetivo que pretenden cumplir desde DARPA se basa en convertir estas plantas en unos sensores orgánicos completamente equipados para detectar las amenazas inminentes. Una red de plantas espía controladas por satélite gracias a su modificación genética que son capaces de captar distintos patógenos perjudiciales así como altos niveles de radioactividad. Es decir, unos dispositivos híbridos con la función de detectar posibles ataques químicos o fugas nucleares.
Proyecto en marcha
Definido como Advanced Plant Technologies (APT), este novedoso proyecto ya está pasando las primeras pruebas en los distintos centros especializados. Unas platas que además de poder detectar todo lo relacionado con los ataques químicos también serán capaces de realizar sus funciones habituales. Y es que según ha explicado Blake Bextine, director del programa APT : «Las nuevas técnicas moleculares y de modelado pueden permitir la reprogramación de estas capacidades de detección e informe para una amplia gama de estímulos, que no solo abrirían nuevos flujos de inteligencia, sino que también reducirían los riesgos de personal y los costos asociados con los sensores tradicionales».
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